Catálogo Viaje Interior

Humberto Figueroa Torres, Director

División Artes Plásticas ICP

San Juan, Puerto Rico

19 de noviembre de 2002

 

La pintura tiene una larga tradición en la que como objeto sugiere ser ventana, óculo, vision o reflejo especular.  La pintura desde su soporte bidimensional confronta al espectador, modifica su entorno, le prove en ocasiones un reflejo nítido que sugiere ser bálsamo al espíritu ante los conflictos del mundo o de la mente.  En otros casos la pintura, como arte, es imagen de ángulos oscuros del pensamiento, el mundo y la sociedad.  En ella entre sombras se revelan distorsiones que responden a otro canon.  Entre esos polos existe y surgen matizaciones y propuestas que se ubican en espectro alterno.  el arte y la pintura también son process, el soporte y los materials son vehículos de transporte para la expression del mundo visible y o del viaje interior, apacible o convulso pero siempre transbordo.

 

En “Viaje Interior”  el artista puertorriqueño, Edwin Caquías, presenta una muestra de pinturas y dibujos que enmarcan su inspección a la dimension de la práctica de la fe en la cultura popular nacional.  Su ensayo pictórico ilustra también la mirada a la identidad, el ser en razón de su espacio, y el espacio como vacío y zona de tránsito.  La exposición presenta obras con imágenes de íntimos rincones de habitaciones visitadas por sombras y donde quedan objetos que recuerdan la presencia humana en esos ámbitos.

 

Edgar Degas en la Francia del siglo diecinueve utilizaba el encuadre fotográfico para delimitar la composición, el ojo del lente de la cámara recorta el espacio y a su vez la escena.  En Puerto Rico Martorell en la década del setenta y José Morales desde Nueva York en la década del noventa se acercan al objeto y lo presentan en el plano gráfico-pictórico con el énfasis protagónico de un icono.  Dicha tendencia, es parte del lenguaje del arte moderno, se descarta toda composición que ofrezca una narrativa para ofrecerle máxima jerarquía al objeto cotidiano, en ocasiones dándole carácter  emblemático.

 

Edwin Caquías responde a ese enfoque compositivo y formal.  Sus dibujos y pinturas ofrecen detalles de situaciones o presentan formas (objetos) que obligan a una lectura de ellos cual códigos para así comprender su discurso temático y conceptual.  En su “Viaje Interior” ofrece pistas que nos sirven de apoyo para cruzar la frontera entre lo público, lo externo y asomarnos a su espacio privado, a su intimidad psíquica.

 

Al observar las obras reconoceremos formas-objetos como el rosario y los escapularios, ambos sugieren la oración y la promesa ante un pedido.  Las estampas que sugieren santos son referentes a los puentes de comunicación entre el ser humano y la divinidad.  Las imágenes de fotos sugieren recuerdos, momentos y la nostalgia.

 

En algunas obras apreciaremos formas que aparecen, puertas o ventanas angostas.  Son espejos, el azogue viejo o empañado.  Aquí descubrimos el asunto primordial de la obra de Caquías.  Sus espejos empañados son la clave para entender la propuesta y es que toda la exposición trata del reflejo espectacular que distorsiona las formas.  El artista logra desorientar al espectador para obligarlo a la lectura de la propuesta formal; su estructura compositiva, su manejo de los elementos formales.

 

Así nos lleva a los espacios de luces azuladas y verdosas que recuerdan habitaciones con paredes de tablas en los atardeceres del sur.  El desenfoque nos permite el movimiento rítmico entre fulgores violáceos y deslumbres lilas, entre luces blancas y amarillas que salpican la escena difuminada.  En los dibujos los altos contrastes de la luz y la penumbra sirven para negar el detalle, para sugerir un misterio.

 

La invitación al viaje nos lleva de puerto en puerto, desde una esquina de una cama de pilares a un reloj.  De allí a una bombilla, de un salto a una silla.  Y así destilamos hasta reconocer a otros protagonistas, las sombras.  Son ellas las almas apegadas a la materia, es la mirada desde un palco en el purgatorio.  Sólo así, descubrimos que en ese plano, como en el nuestro, todo está clasificado y el misterio revelado.  En las obras de Edwin Caquías la imagen es un apartado de la memoria.

 

Catálogo Tres artistas en Coabey

Jesús Caraballo

Director Galería Coabey

San Juan, Puerto Rico

14 de noviembre al 14 de diciembre de 2000

 

Edwin Caquías es un pintor que explora el mundo espiritual, el que se escapa de la realidad.  Es un artista figurativo que nos presenta una obra en la que su visión nos evoca otra dimensión, la del más allá, la muerte o la continuación de la vida, depende desde qué punto de vista la veamos.  Su obra actual se compone mayormente de autorretratos.  En los mismos se pinta insistentemente, se presenta desdoblándose o ya convertido en espíritu.  En su pintura existe el misterio de un extraño narcisismo, verdadero espejo de su vida, un mudo emblema de su paso por el mundo.  Utiliza la pintura como único medio para adentrarse en sí mismo.  Edwin Caquías se auto-utiliza para hacer patente el conflicto de lo transitorio y lo permanente.  En su retrato nos retrata a todos, nos muestra la fragilidad de nuestra presencia en este ambiente, pero a la misma vez se eterniza en la obra en la que se pinta así mismo.  La interrelación espacio-tiempo se hace visible en una obra que supongo estará ligada a su acontecer biográfico.  El artista pone ante nuestra vista la imagen de lo que es y puede ser, de lo que se corroe, lo que envejece, del cuerpo de materia instantánea, del espíritu eternamente desmaterializado.  Edwin Caquías nos está transcribiendo, más que un estado de ánimo momentáneo, una manera de adentrarse en el fondo de los seres y de las cosas, el gozo y el dolor de la existencia.

 

Así nos encontramos con su obra titulada “Viaje Interior 2”.  En este trabajo se nos muestra desprendiéndose a sí mismo, como si quisiera escaparse de su propia realidad.  Se pinta apaciblemente dormido, lleno de paz al momento del desprendimiento, la paz que presagia la partida definitiva.  Sin embargo, se encuentra en una cama llena de un colorido contrastante, fuerte, en franca oposición al sentido tranquilo y espiritual que proyecta el resto de la obra, el contraste de la vida y la muerte.

 

Un trabajo que parece una continuación de éste es “Viaje Interior 3”, en esta obra el artista se presenta de frente, con los ojos cerrados a la realidad de nuestro mundo y acompañado de sí mismo, pero en forma de espíritu.  Otros espíritus están de espaldas a nosotros.  Otras pinturas que componen esta misma serie son “Ser y habitación I” y “Ser y habitación II”.  En estas obras Caquías se proyecta transparente, para descubrir su autorretrato debemos tener el ojo dispuesto a la búsqueda.  No es posible ver al artista con una gran claridad, sin embargo, notamos que se mueve a través de esas habitaciones misteriosas, habitaciones llenas de color y de soledad.  El espíritu de Caquías parece mas bien de visita, no está para quedarse, no es un habitante permanente de estas habitaciones, si no mas bien un transeúnte que pasa rápido e indiferente a la soledad de las mismas.  En estas obras de Caquías podemos notar que el artista se trata a sí mismo como tema principal, el autorretrato es una forma válida de expresión donde los artistas a través de los siglos han expresado su personalidad, interioridades, sufrimientos y preocupaciones.  En estas obras su preocupación parece ser su espiritualidad más allá.

 

Espacio Abierto, Revista Domingo

Periódico El Nuevo Día

Andrés Rodríguez Santos

Pintor y Grabador

4 de octubre de 1998

 

“En busca de la realidad”, propuesta plástica de Edwin Caquías, es un discurso que resume su visión de la realidad social puertorriqueña.  El artista utiliza su autorretrato en combinación con collages, para los que emplea recortes de periódicos.  Logra así una intrincada textura visual, la que modifica con tintas transparentes que imprime en el medio de la serigrafía.  Son trabajos de crítica social, llamativos, en los que predomina la línea dinámica del dibujo en lápiz, el uso del color y la textura visual.